Al final de su visita de cinco días al país y después de reunirse también con funcionarios del Ministerio de Salud, pudimos conversar brevemente con él acerca de su experiencia en Honduras.
¿Qué le trae a San Pedro Sula?
La curiosidad. Estamos intentando conseguir resultados similares en salud reproductiva, materna, neonatal e infantil en Bihar y Uttar Pradesh (UP), como los de ustedes en Honduras y en Mesoamérica. Dada la magnitud de nuestro reto –en Bihar viven 100 millones de personas (aproximadamente la población de México) y en UP 200 millones (cerca de la población de Brasil)–, tenemos un gran interés por aprender de otros enfoques que funcionan.
Durante su visita, ¿qué aspectos del modelo de SM2015 le han llamado más la atención?
El papel dominante que ejercen los incentivos en el diseño del programa. Se utilizan incentivos a dos niveles para motivar el desempeño: los que van de los socios para el desarrollo a los gobiernos centrales, y los que van de algunos gobiernos centrales a los gobiernos locales. Fue magnífico ver cómo tanto el gobierno central –concretamente, la Secretaría de Salud de Honduras– como los gobiernos locales –es decir, la Mancomunidad que visitamos en Copán– respondían a tales incentivos.
Actualmente el uso de incentivos representa una parte relativamente pequeña en nuestros programas en UP y Bihar, y la cuestión que nos planteamos es si podremos conseguir que desempeñen un papel más prominente.
¿Cree usted que el modelo de SM2015 podría ser útil en la implementación de programas en otras regiones?
Sin duda. Es un modelo atractivo tanto para los donantes como para los gobiernos, y vale la pena intentarlo. Naturalmente, sólo sabremos realmente si el enfoque funciona cuando lleguen los resultados, y creo que será pronto. Pienso que hay unas condiciones previas para hacer que esto funcione que puede que existan o no en otros lugares. Le comentaré dos.
Por un lado, el gobierno necesita ser capaz de responder a los incentivos. Bihar, con sus 100 millones de habitantes, cuenta con el mismo presupuesto en salud que Honduras, con 8 millones de personas, y a esta insuficiencia presupuestaria hay que añadirle la insuficiencia en capacidad administrativa. En el caso de Bihar, imagino que un enfoque puramente del lado de la demanda no sería suficiente para poder llegar a obtener resultados.
¿Y la otra?
El gobierno debe valorar suficientemente el tramo del desempeño para trabajar con intensidad y conseguirlo. Este no es un dato reconocido. En el caso de Honduras, aunque el tramo de desempeño al final es pequeño, corresponde al Ministerio de Salud –concretamente es incorporado al Presupuesto Público– y es flexible. Permite, por ejemplo, al Ministerio gastarlo en partidas distintas de las de los sueldos.
En el caso de India, el presupuesto de salud ha ido creciendo de forma significativa y, hasta el reciente ajuste fiscal, la respuesta típica del Ministerio de Salud era: “El dinero no es problema”. En tales circunstancias, la promesa de un financiamiento flexible ya no es tan motivante.
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