San José - Costa Rica - (Septiembre 2016).- Madison Zapata Méndezse quedó embarazada con 15 años. “No entraba en mis planes, pero ahí pasó. Tuve a mi niña con 16”, cuenta esta joven costarricense del municipio de Siquirres, uno de los más pobres del país. “Tuve que dejar el colegio. Tener un bebé tan joven es muy difícil. Tienes que sobrellevar una responsabilidad muy grande”, explica Madison, que ahora tiene 19 años y su hija 3. Ambas siguen acudiendo todas las semanas al centro infantil de atención integral (CENAI) de Siquirres donde se reúne con decenas de madres adolescentes de la misma localidad para recibir asesoramiento y ayuda.
“Cuando yo me quedé embarazada apenas había ningún tipo de ayuda o información. Ahora ya hay mucha más información. En el centro de salud te enseñan cómo cuidarte y ofrecen pastillas e inyecciones que permiten planificar de una manera más fácil”, reconoce Madison que aconseja a sus compañeras más jóvenes a “que se cuiden” y “aprovechen” las oportunidades que existen ahora para planificar. Unas oportunidades que para ella llegaron con tres años de retraso. Yasmin Urbina también quedó embarazada a los 15 años. Dice que tener un bebé “es una bendición”, pero acude todas las semanas a aconsejar a las más jóvenes de su comunidad para que planifiquen. “Tuve que dejar el colegio, dejar de salir con mis amigas. No contaba con tener un niño a esa edad. Las niñas de ahora deberían de centrarse en estudiar, prepararse y hacer caso a sus padres. Traer un niño al mundo siendo tan joven no es lo más bonito”, concluye.
Ana Cecilia Ramírez Mora, es docente en el CENAI de Siquirres. Ella se dedica a apoyar a Madison, a Yasmin y a otras 140 adolescentes entre 12 y 19 años que acuden semanalmente a este centro para recibir ayuda y asesoramiento. “Les damos educación y motivación para que tengan auto estima y logren encontrar un proyecto de vida. También nos encargamos de estimular de manera temprana a sus bebés”, explica Ana Cecilia Ramírez, que reconoce que el principal objetivo de este proyecto es el de “devolver a las niñas al sistema educativo”. “Las motivamos al máximo para que vuelvan a estudiar. Por lo menos el 80% de las chicas que vienen a este centro han abandonado los estudios y no muestra ningún interés por volver a las aulas”, reconoce esta educadora.
Los casos de Madison y de Yasmin no son una excepción en la región de Siquirres. En el tablón de anuncios del centro de salud de esta localidad cuelga un folio con unos datos que hablan por sí mismos. Desde el año 2009 hasta el año 2013, el 25% de los nacimientos que tuvieron lugar en esta localidad se produjo de una madre menor de 20 años. Es decir, uno de cada cuatro nacimientos. Especialmente preocupantes son los repetidos casos que se producen, año tras año, de nacimientos de niñas menores de 15 años. Del año 2009 al año 2013, sólo en Siquirres, 73 niñas menores de 15 dieron a luz, 8 de ellas eran menores de 10 años.
Cartel con la información de nacimientos en el centro de salud de Siquirres (Costa Rica)
Los datos que cuelgan de la pared del centro de salud de Siquirres reflejan uno de los mayores desafíos de salud que afronta Costa Rica y el conjunto de los países de América Latina.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) estima que Latinoamérica y El Caribe es la región que tiene la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes (alrededor de 70 nacimientos por 1000 mujeres entre 15-19 años) del mundo y calcula que un 38% de las mujeres se embarazan antes de cumplir 20 años .
En el caso de Costa Rica, el embarazo adolescente se ha convertido, sin duda, en uno de los principales desafíos para el país. Según datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) de Costa Rica, los nacimientos de mujeres entre 10 y 19 años en el año 2015 fueron de 11.609, lo que implica un 17% del total de nacimientos. Esta cifra incluye las 432 niñas de entre 10 y 15 años que fueron madres el pasado año en Costa Rica, un 1% del total de nacimientos .
Los datos demuestran que, año tras año, el país va reduciendo los casos de embarazo adolescente, especialmente a partir de 2012 . Aquel año el número de embarazos adolescentes en el país fue de 14.114; en 2013 la cifra se redujo a 12.851; en 2014 continúo el descenso hasta los 12.404 casos. El pasado año 2015 el número de embarazos adolescentes descendió hasta los 11.609.
Sin embargo, esta evolución positiva para el conjunto del país no se ha trasladado a las regiones más pobres de Costa Rica, principalmente a la región Brunca y a Huétar Caribe. Según las estadísticas del INEC de Costa Rica, en estas regiones en el año 2015, el porcentaje de embarazo adolescente se ha mantenido en unas muy superiores a las del resto del país. Por ejemplo, en la capital de Costa Rica, en San José, sólo un 13% de los nacimientos son de madres menores de 20 años. Por el contrario, en la región de Limón (Huétar Caribe) la cifra se dispara hasta el 21%; en Puntarenas (Brunca) la cifra llega al 19%.
Es precisamente en estas dos regiones donde desde el año 2012 se están centrando los esfuerzos de la Iniciativa Salud Mesoamérica, una asociación público-privada entre la Fundación Bill y Melinda Gates, la Fundación Carlos Slim de la Salud, el Gobierno de España, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y los ochos países de la región de Mesoamérica, incluido el Gobierno de Costa Rica. La Iniciativa Salud Mesoamérica apoya a estos ocho países a mejorar la salud reproductiva, materna, neonatal e infantil. En Costa Rica, los esfuerzos se centran en reducir, precisamente, las tasas de embarazo adolescente. El proyecto se centra en 46 distritos de las regiones Brunca y Huétar Caribe, beneficiando a 452.833 personas, y concretamente a 70.000 adolescentes, en las regiones más pobres del país, que también concentran la mayor proporción de embarazos reportados en la adolescencia.
La primera operación de la Iniciativa Salud Mesoamérica comenzó el 19 de julio de 2012 y concluyó el 19 de julio de 2014. En total se invirtieron 3.714.26 dólares, de los que 857.143 correspondieron al tramo de desempeño que el Gobierno de Costa Rica se embolsó por haber cumplido los objetivos previstos en la primera fase del proyecto. En el año 2016 está arrancando la segunda fase del proyecto con un presupuesto previsto de 2.751.446 dólares, de los que 634.949 corresponden al tramo de desempeño que el gobierno costarricense se embolsará si vuelve a lograr los objetivos planeados. En la primera fase del proyecto se asentaron las bases para implementar las condiciones básicas para ofrecer mejores servicios de salud sexual y reproductiva. En la segunda fase se prevé que se consoliden y se expandan esas nuevas modalidades de atención a población adolescentes con énfasis en salud sexual y reproductiva.
Cinco instituciones públicas, un solo objetivo
El proyecto de la Iniciativa Salud Mesoamérica en Costa Rica ha logrado juntar los esfuerzos de hasta cinco instituciones gubernamentales del país para hacer frente al mismo objetivo: poner freno a los casos de embarazo adolescente en el país, especialmente en las regiones más pobres. El proyecto ha logrado involucrar al Ministerio de Salud, a la Caja de Seguro Social, al Patronato Nacional de la Infancia (PANI), el Sistema Nacional de Protección de la Niñez y al Ministerio de Educación. Todo ello con el apoyo de la Vicepresidencia de la República. Por primera vez en la historia de Costa Rica estas cuatro instituciones han elaborado una estrategia global y multidisciplinar para abordar el embarazo adolescente. Y, de momento, los resultados están sobre la mesa. Desde que comenzó el proyecto en 2012, el embarazo adolescente en el país se ha reducido un 17%. El reto ahora, consiste en llevar esa reducción a las regiones más pobres, donde el embarazo adolescente aún supera el 20%.
Dos niñas menores de edad dan pecho a sus bebés en Siquirres, Costa Rica.
El ministro de Salud de Costa Rica, Fernando Llorca, reconoce la importancia del reto que afronta el país e insiste en la necesidad de abordarlo no sólo desde el punto de vista de la salud. “El problema del embarazo en adolescentes es un problema conocido en Costa Rica. Sin embargo, durante muchos años no ha sido identificado en toda su magnitud. La oportunidad que nos brinda el proyecto de la Iniciativa Salud Mesoamérica es el de abordar este problema de una forma integral de una vez por todas”, explica el ministro de Salud Costarricense. Históricamente el abordaje institucional del embarazo en adolescentes ha tenido un enfoque netamente asistencial, de atención de la salud. Ahora hemos incorporado una verdadera atención integral, que incorpora aspectos de educación con un enfoque social, integrador desde puntos de vista socio económicos que permiten que los adolescentes interioricen la importancia de poder planificar como parte de su proyecto de vida su vida sexual y reproductiva. Ese es uno de los aportes más revolucionarios de este proyecto”, reconoce Fernando Llorca, que se muestra muy esperanzado con el comienzo de la segunda fase de la Iniciativa Salud Mesoamérica.
La vicepresidenta de Costa Rica, Ana Helena Chacón, ha asumido el reto de la lucha contra el embarazo adolescente como uno de los principales objetivos políticos del ejecutivo. “La Iniciativa Salud Mesoamérica ha venido a poner sobre la mesa un flagelo que vive América Latina y el mundo entero, que es los embarazos tempranos, los embarazos no deseados, el embarazo en niñas y el embarazo en adolescentes. Esto quiere decir que en el mundo entero hay una feminización de la pobreza y que estos embarazos tempranos vienen a perpetuar a las mujeres en este ciclo perverso de la pobreza, en donde no pueden transformar sus propias vidas de lo que fueron las vidas de sus madres y de sus abuelas. Esta situación se concentra especialmente en las zonas donde existe mayor vulnerabilidad social. Es decir, las mujeres que logran terminar su educción secundaria y entrar en la Universidad deciden sobre sus propios cuerpos y sobre el número de hijos que van a tener, que en muchas ocasiones no superan ahora los dos hijos por familia. Sin embargo, nosotros vemos que en las zonas de menos desarrollo socio-económico, con tantas vulnerabilidades asociadas al entorno las mujeres pueden tener más de 4 hijos e inician esta maternidad en edades muy tempranas”, explica la vicepresidenta Chacón.
El principal objetivo del Gobierno costarricense es el de buscar la sostenibilidad del proyecto en el largo plazo: “dejarlo en el ADN”, como señala la propia vicepresidenta Chacón. “Estamos impactado en la vida de muchas mujeres adolescentes mediante información que logramos llevar, y mediante el reparto de medicamentos anticonceptivos. Realmente vamos a poder tocarles sus vidas, van a poder tener una juventud plena, una juventud que les permita terminar el colegio, sin tener que cuidar hijos, que es algo muy difícil”, reconoce la vicepresidenta del ejecutivo de Costa Rica, al tiempo que recuerda que “prácticamente el 90% de las mujeres que quedan embarazadas salen del sistema educativo”.
María del Rocío Sáenz, presidenta ejecutiva de la Caja Costarricense de Seguro Social, reconoce que el primer deber era reconocer la envergadura del reto. “El embarazo en adolescentes representa prácticamente un 20% de los nacimientos de Costa Rica. Es decir, uno de cada 5 nacimientos en Costa Rica es de una niña adolescente”, reconoce la doctora Sáenz, que añade que este reto no sólo es un asunto “biológico”, sino que es “un concepto social”. “En aquellas poblaciones donde se concentra mayor pobreza, también se concentra menor nivel educativo, y el mayor número de embarazos adolescentes. María del Rocío Sánez insiste en identificar a la Iniciativa Salud Mesoamérica como un proyecto “innovador” por abordar el embarazo adolescente no sólo desde los servicios de salud, sino con la participación del ministerio de educación, el ministerio de salud y el patronato nacional de la infancia.
Ana Teresa León es presidenta ejecutiva del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), otra de las instituciones implicadas en el proyecto, y reconoce la importancia que la Iniciativa Salud Mesoamérica ha tenido para juntar a las diversas instituciones nacionales “ponerlas a trabajar juntas” en la identificación de los indicadores de riesgo. “No es un ejercicio fácil”, reconoce. “Cuando analizamos las situaciones de estas chicas se conjugan muchos factores. Es difícil encontrar el punto para entender y desenredar un ovillo de lana. Es muy importante hacer un trabajo conjunto para clarificar esto y que la intervención sea conjunta”, explica León.
Lucha jurídica contra los embarazos en menores de 15 años
La vicepresidenta Chacón y el ministro de Salud Llorca resaltan la trascendencia que para el ejecutivo costarricense tiene erradicar los casos de embarazos en niñas menores de 15 años: 432 en 2015. El ministro de Salud de Costa Rica reconoce que en un 85% de los casos estos embarazos en niñas menores de 15 años han sido en una circunstancia padres mayores de edad. “Tenemos claros indicios de que algunos delitos tipificados en nuestros códigos de la niñez han sido infringidos. Hablamos de una situación de relaciones impropias y que gracias a este proyecto se están evidenciando en toda su magnitud”, señala Fernando Llorca. La vicepresidenta Ana Helena Chacón también explica el compromiso del Gobierno por erradicar este tipo de relaciones. “Otro de los temas que hemos logrado poner sobre la mesa y que está en la discusión en la asamblea legislativa es el de las relaciones impropias. Cuando un hombre bastante adulto se mete con una niña muy joven esas relaciones no se pueden permitir, no se pueden legalizar, porque siempre hay un trasfondo de venta de esta niña por una situación socioeconómica de ella y de su familia misma”, reconoce sin tapujos la vicepresidenta del Gobierno costarricense.
Los adolescentes, principales protagonistas del proyecto
El proyecto de la Iniciativa Salud Mesoamérica para reducir el embarazo adolescente en Costa Rica consta de varios pilares. Uno de ellos consiste la provisión y distribución a todos los centros de salud de las regiones más pobres del país de métodos de postergación de la maternidad modernos, entre ellos métodos inyectables que los jóvenes pueden adquirir de manera gratuita. Sin embargo, una de las principales innovaciones del proyecto consiste en la creación y formación de equipos de jóvenes adolescentes que en los propios centros escolares se encargan de transmitir la información a sus compañeros. La vicepresidenta de Costa Rica destaca que se trata de un proyecto que “no es adultocéntrico”. “Son jóvenes que les hablan a jóvenes”, explica Helena Chacón.
Yeven García Fernández (izquierda) y Erika Sánchez Quirós (derecha)
Erika Sánchez Quirós tiene 17 años y es alumna del colegio técnico profesional las Palmitas, una pequeña localidad en la provincia de Limón en la región de Huetar Caribe, a una hora en coche de Siquirres y a dos horas y cuarto de San José, la capital de Costa Rica. Es una de los municipios donde el proyecto de la Iniciativa Salud Mesoamérica está presente desde el pasado año 2012. “Nuestro trabajo es evitar los embarazos en nuestras compañeras adolescentes”, explica con convicción Erika Sánchez. Ella forma parte de uno de los grupos de jóvenes que se encargan de sensibilizar a sus compañeros y compañeras en las escuelas. Erika cuenta que, “tanto padres como jóvenes siguen creyendo que esto (el embarazo adolescente) es un mito y les da miedo comentar el tema”. Según esta joven, esta actitud “abre la posibilidad de que una joven quede embarazada, porque no se les explica tema y no se les habla abiertamente”. Esta joven de Palmitas se muestra convencida de la trascendencia que tiene su trabajo en el proyecto de la Iniciativa Salud Mesoamérica. “Nuestra responsabilidad es la de hablarles directamente de este tema a los chicos y hacerles saber que no es un mito y que es algo normal que nosotros tenemos”, explica Erika Sánchez, que asegura que su trabajo ya está dando sus frutos. “Desde que somos nosotras las que llevamos el mensaje están cambiando las actitudes. Con nosotras se desenvuelven mejor y tienen más confianza. Ahora mis compañeras saben cuáles son las consecuencias de tener un embarazo no deseado”.
Erika Sánchez tiene como compañero de colegio y de proyecto a su vecina Yeven García Fernández, también de 17 años. Yeven explica cuáles son las principales dudas que tienen sus compañeros y sus compañeras de escuela. “Nos preguntan todo tipo de cosas, pero sobre todo tiene la duda de qué hacer cuando comienzan a tener ganas de tener relaciones sexuales. En esos casos somos nosotras las que les aclaramos las dudas de cómo evitar un embarazo no deseado en la adolescencia. También les asesoramos para que puedan llegar a realizar sus metas y no tengan que abandonar sus estudios por tener un bebé a los 14, 13, incluso 10 años y que sea un proceso más retardado y puedan llegar a ser profesionales y alcanzar todas las metas que ellas tienen”, explica Yeven García, quién recuerda cómo una compañera suya de clase tuvo que abandonar el colegio a causa de un embarazo. “Mi compañera de noveno tuvo que dejar el colegio por un embarazo. Ahora tiene que vivir con su mamá porque no tiene trabajo. Le ha costado mucho salir adelante. Ella dice ahora a sus amigas que tengan cuidado de las cosas antes de hacerlas”. Yeven García se muestra muy satisfecha con los resultados que están teniendo estas charlas etre sus compañeras. “Ha habido un cambio de actitud. En mi clase desde hace tres años ninguna chica ha quedado embarazad gracias a los métodos anticonceptivos y a las charlas. Se están tomando en serio lo que es el embarazo en la adolescencia”, asegura.
De izquierda a derecha, Yafer Villar, María Alejandra Grajales, Marcos Ramírez Gómez, Yoselín Sedosa, Yaer López y el doctor Carlos Montero.
Siete horas al sur de Palmitas, en plena costa del Pacífico, se encuentra la localidad de Osa, en la región de Brunca. En este localidad trabaja el doctor Carlos Montero, médico del Ministerio de Salud y coordinador del proyecto de la Iniciativa Salud Mesoamérica en esta región. El doctor Montero reconoce que “un gran porcentaje” de los embarazos adolescentes del país se concentran en esta región. “Damos cobertura a una población donde viven 5.822 adolescentes y todos los años atendemos unos 1.500 embarazos de menores de 20 años”, resume el doctor Montero, quien resalta los problemas sociales y educativos que eso genera en la población. “En muchos casos el padre saca a la niña del sistema educativo si se queda embarazada. Esta niña deja de tener oportunidades. Se tiene que quedar en casa a ayudar a su mamá. En los peores casos, hasta las echan de casa y las obligan a vivir con su novio. Las familias no le dan apoyo. Quedar embarazada en esta región es casi un delito familiar”, concluye Carlos Montero.
Para hacer frente a este reto, el doctor Montero ha elegido a 15 jóvenes de la localidad para crear un equipo que de jóvenes “extrovertidos y con liderazgo” que sean capaces de poner freno al embarazo adolescente. Dentro de este equipo se encuentra Marcos Ramírez Gómez. Tiene 17 años y estudio en el colegio técnico profesional de Osa. Marcos explica que su trabajo consiste en informar a sus compañeros para que no tengan vergüenza en preguntar. “Nosotros queremos que se acerquen a resolver sus dudas, porque les da vergüenza preguntar a sus padres o a sus profesores”, explica. Nosotros tenemos las habilidades para explicarles, informarles, advertirles también. María Alejandra Grajales, es una compañera de su mismo colegio y también de 17 años. También reconoce que hasta la fecha, hablar de embarazo adolescente era “un tema tabú”, que traía unas consecuencias no deseadas. “En mi clase éramos 12 chicas de la generación de 1999. Hoy sólo tres no tenemos hijos. El resto tuvo hijos antes de los 17 años. Les faltó información. Ahora sienten que se desgraciaron la vida. Se encierran en ellas mismas y las que tienen suerte salen adelante gracias a su familia. Otras andan en las calles y no saben cómo salir de ello”, explica María Alejandra. Su compañero de escuela Yafer Villar, de 16 años, también conoce muchos casos similares en su entorno. “Muchas jóvenes se cerraron a la idea de tener hijos porque para la mayoría de las jóvenes la idea perfecta era tener un bebé a una edad joven y hacerse un hombre mayor y así pensaban resolver su vida. Pero la mayoría de las chicas vieron que eso no era así y que tener un hijo es una lucha constante, tiene que asegurar sus gastos, sus estudios”, explica este joven de Osa. Yoselín Sedosa, también de 16 años conoce la lucha que implica el embarazo adolescente de primera mano. “Mi mamá es un ejemplo de ello. Tuvo a mi primera hermana muy joven y luego fuimos 4 hermanos más seguidos”, explica. Yoselín considera que, poco a poco, las generaciones de Osa van cambiando de actitud. “En mi generación ya casi no hay casos como el de mi madre. Ha sido un cambio drástico, yo he visto el esfuerzo que ha hecho mi madre por sacarnos adelante y fue algo muy duro. Afortunadamente ya no es un tabú hablar de esos temas. Nuestra generación ya sabe cómo ponerse un preservativo, aunque es cierto que todavía a muchos les falta información”, concluye Yoselín.
La lucha contra el embarazo adolescente en Costa Rica está ya en marcha. Las instituciones públicas costarricenses y la sociedad civil, con el apoyo de la Iniciativa Salud Mesoamérica, están construyendo las bases para afrontar este reto y establecer las políticas públicas que aseguren que este esfuerzo sea sostenible en el tiempo. La segunda operación de la Iniciativa Salud Mesoamérica seguirá activa hasta el 18 de agosto del año 2018.
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