Fuente: La Estrella
En Mesoamérica, la inequidad mide seis centímetros. Esa es la diferencia, en el promedio de estatura a los cinco años de edad, entre un niño pobre en los países de esta región, y uno cuyos padres pertenecen a los estratos ricos. La diferencia no es solo de talla. A esa edad, cada centímetro adicional está asociado a un mayor nivel cognitivo y escolar, y eventualmente a la posibilidad de conseguir un buen trabajo y lograr mejores ingresos. En el transcurso de una vida, esos seis centímetros se pueden convertir en un abismo. La diferencia se debe a la desnutrición, por supuesto. Pero también surge de a la ausencia de servicios básicos de salud materno-infantil, de medicinas que eliminan parásitos y protegen contra enfermedades que impiden el crecimiento normal.