En menos de 6 años este centro hospitalario ha pasado de cuatro casos anuales a ninguno
Los profesionales del hospital destacan la importancia de la implementación de planes de monitoreo y de calidad de los procesos
Matagalpa (may. 2016).– El Hospital-Escuela César Amador Molina cuida de la salud de los más de 600.000 habitantes de Matagalpa, un departamento ubicado en la montañosa y rural parte central de Nicaragua. Atiende anualmente 6.300 partos, realiza 12.600 cirugías y gestiona 140.000 consultas médicas.
La capital del departamento, también llamada Matagalpa, es la tercera ciudad más grande del país, con más de 150.000 habitantes. El resto de los vecinos (450.000) viven en áreas rurales, algunas de ellas alejadas a varias horas en coche de cualquier centro sanitario. La agricultura, especialmente de café y de coco, son las principales fuentes de economía de esta región, una zona en la que la Iniciativa Salud Mesoamérica lleva trabajando desde el año 2011. Las dificultades económicas, la dispersión geográfica y las complejas comunicaciones ocasionaban que los ciudadanos de Matagalpa, especialmente las mujeres y los niños, sufrieran una situación de exclusión sanitaria, que se reflejaba, entre otros parámetros, en una alarmante tasa de muerte materna. Según datos facilitados por la Organización Panamericana de la Salud (PAHO), en el período 2000-2009 se registraron 1.141 muertes maternas en Nicaragua. De ellas, el 14,5% ocurrieron en Matagalpa, lo que implica que en el período entre los años 2000 y 2009 fallecían cada año más de 18 madres dando a luz. Siete años después de que se alcanzaran estas preocupantes cifras, los responsables del hospital de Matagalpa presentan un balance que, en un pasado aún muy reciente, se antojaban imposible: “hemos logrado prácticamente erradicar la muerte materna”, señala Henry Dávila, director del Hospital-Escuela César Amador Molina. A pesar de los 6.300 partos atendidos al año y de las 15 urgencias obstétricas que gestionan de media cada mes, hace ya más de dos años que ninguna madre muere en el Hospital de Matagalpa. “Hasta hace cinco años sufríamos una media de entre 3 y 4 muertes maternas al año sólo en este hospital”, reconoce la doctora Ivet Araus, subdirectora del centro sanitario.
¿Qué ha ocurrido en estos seis últimos años para que la región de Matagalpa haya conseguido vencer al drama de las madres que fallecen dando a luz a sus hijos?
El director del Hospital de Matagalpa, Henry Dávila, menciona diversos factores. En primer lugar, “el esfuerzo, el entrenamiento y la capacitación de los trabajadores del hospital por mejorar día a día la calidad de la atención a los pacientes”. El responsable del hospital también reconoce la importancia de las nuevas inversiones en Salud del Gobierno de Nicaragua, “que han permitido mejorar y ampliar las infraestructuras y la capacidad de atención del Hospital”. Sin embargo, uno de los elementos que ha permitido luchar con mayor eficacia contra la mortalidad materna han sido la implementación de los planes de calidad y de monitoreo de los procesos. “El trabajo con la Iniciativa Salud Mesoamérica nos ha permitido prestar mucha atención a los procesos de calidad en salud. Hemos establecido unas normas de calidad que permiten atender a los pacientes de manera adecuada y nos permite también monitorear estos procesos para comprobar que se están cumpliendo esos estándares”, indica el doctor Dávila.
Uno de los cambios de conducta y de procesos introducidos en el Hospital de Matagalpa ha sido la nueva manera en la que gestionan el ingreso de las mujeres que acuden con síntomas de parto. El doctor Dávila señala que han introducido una norma que intensifica los controles de estas mujeres para evitar que vuelvan a casa en condiciones que no deberían hacerlo. “Toda paciente que es trasladada desde un municipio debe de ser evaluada por el equipo médico y por el equipo de enfermería. Sólo cuando existe la absoluta seguridad de que esa mujer no cumple los criterios de hospitalización se le manda de regreso a su casa. Pero en ese caso, siempre de manera coordinada con el personal sanitario de su localidad para que le haga constante seguimiento. Hemos aprendido de nuestra experiencia en el pasado, que ha revelado que en muchos casos donde se mandaba a mujeres de vuelta a casa sin hospitalizar, regresaban con complicaciones tanto la madre como el bebé. Por eso hemos establecido unos criterios muy rigurosos para que no se repitan esos casos”, explica el doctor Dávila.
La doctora Ivet Araus destaca, por su parte, cómo el Hospital de Matagalpa ha desarrollado flujos de atención de las enfermedades obstétricas más comunes en las mujeres, así como listas de chequeo para monitorear a la madre y al recién nacido.
El doctor Luis Alberto Zelay, jefe del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Matagalpa, señala que la clave para reducir la muerte materna es “trabajar pensando en la satisfacción de los usuarios”. Para el doctor Zelay resulta determinante conocer “cómo percibe la mujer el hecho de cambiar el paradigma de un parto en su casa a un parto institucional, para procurar que sea recibida en las mejores condiciones”. “En los últimos años estamos teniendo una experiencia muy satisfactoria que se refleja en los números. Hemos logrado contener la muerte materna, que era una de los retos que teníamos como país”, resume el doctor Zelay, quién también destaca la importancia de implementar políticas de calidad y de monitoreo de los procesos. “La mejora de los procesos es algo elemental para reducir la muerte materna. En la mejora de los procesos está el resultado de la calidad. Cuando el personal sanitario es consciente de las necesidades del paciente y los procesos de atención y de calidad es un personal más comprometido con el cambio y con el paciente”, concluye el doctor.
Nuevos protocolos de atención a mujeres embarazadas para salvar vidas en Matagalpa (Nicaragua)