Sin embargo, al igual que ocurre en las grandes gestas, los últimos tramos son los más complejos de afrontar. Cuando parecía que la derrota final de esta enfermedad estaba al alcance de la mano, el parásito ha recuperado terreno de manera preocupante. En el año 2016, saltaron todas las alarmas. Por primera vez en prácticamente medio siglo, los casos de esta enfermedad estaban incrementando. Según la Organización Panamericana de la Salud, nueve países (Colombia, Ecuador, El Salvador, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá y Venezuela) notificaron en el año 2016 un aumento de casos. En el año 2016 se registraron 40.000 casos en Centroamérica, alcanzando la cifra de 875.000 en toda América Latina y el Caribe.
El parásito de la malaria ha demostrado que va a vender cara su derrota. Todos los esfuerzos realizados hasta ahora han servido para debilitarlo y aislarlo en puntos geográficos bien delimitados, pero no han sido suficientes para eliminarlo. Sin embargo, 2018 puede ser un año decisivo. Una nueva iniciativa con socios públicos, privados y organizaciones multilaterales se ha propuesto eliminar completamente la malaria para el 2020 en México, Guatemala, Belice, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Colombia. Esta iniciativa pretende demostrar que sí es posible erradicar la malaria. Pero para ello será necesario perseguir y neutralizar al parásito, uno a uno, allá donde se encuentre, incluidos los lugares más recónditos. Una batalla cuerpo a cuerpo y casa por casa.
La Iniciativa Regional de Eliminación de la Malaria, administrada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuenta con un presupuesto de 83 millones de dólares para los próximos cinco años. Los socios de esta iniciativa son la Organización Panamericana de Salud (OPS), la Iniciativa Clinton de Acceso a la Salud (CHAI), el Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica (Comisca) y el Proyecto Mesoamérica. El patrocinio proviene de la Fundación Carlos Slim, la Fundación Bill & Melinda Gates y el Fondo Mundial.
El proyecto se va a centrar en detectar uno a uno todos los casos de malaria en los principales focos de transmisión de esta enfermedad en la región mesoamericana, República Dominicana y Colombia, donde se registran el 80% de los casos. Toda una red de entomólogos, epidemiólogos, médicos, promotores de salud y voluntarios tendrán como principal objetivo detectar cada caso de malaria que se produzca en estos focos de transmisión en menos de 48 horas y darle un tratamiento en menos de un día. Es decir, evitar que el parásito de la malaria permanezca en el cuerpo humano más de 72 horas. La estrategia consiste en romper el ciclo de transmisión de la enfermedad entre humanos en las primeras horas del contagio. El proyecto implicará realizar un gran esfuerzo de formación y capacitación, así como de comunicación entre los ciudadanos que habitan en los principales focos de transmisión para que puedan detectar y tratar con rapidez cada persona con la enfermedad.
El reto, por un lado, es logístico, puesto que implicará la contratación de importantes recursos humanos y la distribución hasta lugares remotos de insumos médicos como pruebas de laboratorio, mosquiteros, insecticidas, medicamentos… Pero sobre todo, implicará un gran desafío de sistemas de trabajo y de coordinación con los gobiernos de los países. Por ello, el programa será financiado con el mismo modelo de financiamiento basado en resultadosque se ha implementado en la Iniciativa Salud Mesoamérica y que ha servido para lograr importantes y rápidos avances en salud materna e infantil entre la población más vulnerable de la subregión.
El Banco Interamericano de Desarrollo, como administrador general de la Iniciativa, pactará con los países el establecimiento de 10 indicadores que evalúen la evolución de las medidas destinadas a identificar los casos de malaria en 48 horas y su tratamiento en menos de 24. Su cumplimiento permitirá a estos países alcanzar la eliminación de la malaria para el año 2020; cuando alcancen cero casos en el 2020 también obtendrán un incentivo financiero. Este modelo de financiamiento permitirá alcanzar impactos colectivos, introducir nuevos enfoques técnicos, asegurar el apalancamiento de fondos nacionales, acelerar el ritmo de las intervenciones, analizar datos y usar la información para acciones ejecutables y, lo más importante, garantizar una red de diagnóstico rápido, antimosquitos y medicamentos que permita tratar los casos detectados en menos de 24 horas.
El último esfuerzo por eliminar la malaria va a implicar hacer un seguimiento individualizado, caso por caso. Será una labor titánica, pero las instituciones involucradas en este proceso estamos determinadas a conseguirlas. Cada año mueren en el mundo 450.000 personas por esta enfermedad, principalmente en zonas vulnerables y socialmente marginadas. Pero la malaria puede ser derrotada y así lo vamos a demostrar.