A mediados del mes de enero, Karina, una madre de 19 años, se presentó en el puesto de salud con fiebre y sudores. Iris no perdió ni un minuto. Ese mismo día, ya estaban las pruebas, el tratamiento, no sólo para Karina, sino para toda su familia. De esta manera, caso por casa y literalmente, casa por casa, Iris logra detener la cadena de transmisión de la enfermedad.
La dedicación diaria y constante de profesionales de la salud como Iris en toda la región de América Latina y el Caribe y en todo el mundo ha permitido en los últimos diez años contener y reducir la expansión de una enfermedad que durante décadas parecía imbatible en la mayor parte de Asia, África y América Latina. La Organización Mundial de la Salud calcula que, en el año 2010, los casos de personas contagiadas por el parásito de la malaria en todo el mundo eran de 251.000. En el año 2018, no sólo se logró detener la propagación de esta enfermedad, sino que también se pudo reducir de manea sensible el número de casos hasta los 228.000. Los datos demuestran que aún queda mucho camino por recorrer hasta conseguir la derrota total de una enfermedad, pero también evidencian que cuando existe voluntad, determinación y una estrategia, los virus y los parásitos también pueden ser derrotados.
América Latina es un claro ejemplo de los resultados exitosos que se pueden lograr para derrotar una enfermedad. Entre los años 2000 y 2015, los países de Mesoamérica redujeron sus casos de malaria en un 90 por ciento. Ya sólo queda el último esfuerzo. Anualmente, cerca de 80.000 personas enferman de malaria en la región mesoamericana. Se estima que la población de esta región en riesgo de contraer este parásito sobrepasa los 50 millones de ciudadanos.
La IREM, una cooperación público-privada para la última batalla contra la malaria
Con el objetivo de apoyar a los países en su último esfuerzo por eliminar esta enfermedad, a comienzos de 2019, el Banco Interamericano de Desarrollo facilitó una alianza público-privada con el objetivo de eliminar definitivamente la malaria de los países de la región para el año 2022.
Esta alianza está formada por el BID; los gobiernos de los países de Centroamérica, México, Colombia y República Dominicana; la Fundación Carlos Slim; la Fundación Bill & Melinda Gates; el Fondo Global para la lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria; la Organización Panamericana de la Salud; la Clinton Health Access Initiative (CHAI); el Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica (COMISCA), y el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica.
Los socios y los gobiernos ya han comprometido 102.5 millones de dólares para financiar los trabajos de la Iniciativa Regional de la Malaria. En una primera fase, estos trabajos se han centrado en identificar dónde se encuentran los actuales focos activos de malaria y aquellas zonas donde potencialmente podrían producirse nuevos focos. Tras la culminación de este trabajo en verano de 2019, se va a proceder ahora a elaborar las estrategias a nivel local que permitan identificar y tratar de manera temprana los nuevos casos para cortar el ciclo de transmisión de esta enfermedad entre humanos. En este sentido, una de las principales novedades que aporta la IREM consiste en asegurar el diagnóstico con calidad de febriles en las primeras 48 horas y el tratamiento médico adecuado de aquellos pacientes que se han diagnosticado con malaria en las siguientes 24 horas. De esta manera, se garantiza que el parásito queda eliminado en el ser humano y se evita que un mosquito pueda diseminar la enfermedad a través de su picadura. Esta estrategia se conoce por el acrónimo DTIR (Diagnóstico, Tratamiento, Investigación y Respuesta).