Álvaro González MármolIniciativa Regional para la Eliminación de la Malaria
En 2019, cuando la Iniciativa Regional para la Eliminación de la Malaria (IREM) llegó a Colombia, la estrategia para enfrentar esta enfermedad en el país era de control, es decir, para evitar su expansión, no para eliminarla. Hoy, sin embargo, esta nación sudamericana trabaja de la mano de un plan nacional construido tomando como base la experiencia de la IREM para conseguir, hacia el año 2031, eliminarla de todo su territorio.
Esta decisión del gobierno de Colombia fue informada por el cúmulo de experiencias, sus conocimientos y el estado del arte de la eliminación que la IREM ha apoyado en toda la región. La primera decisión en el camino hacia la eliminación fue la expansión del modelo DTIR (detección, tratamiento, investigación y respuesta) a nivel nacional.
En 2019, fueron seleccionados los doce municipios de mayor carga de enfermedad para implementar el modelo DTIR, y la gestión de foco, lo que abrió la puerta a la introducción de una nueva estrategia técnica para combatir el parásito. Colombia daba así el primer paso formal en esta nueva manera de luchar contra la enfermedad. Los positivos resultados iniciales hicieron que el gobierno se decidiera a ampliar el DTIR, la gestión de focos y la vigilancia como intervención como estrategia nacional.
El camino no iba a ser fácil. En el año 2020 llegó la pandemia, y con ella aumentaron los desafíos. La COVID19 dificultó la implementación y funcionamiento de los puntos diagnósticos, una de las herramientas clave del modelo DTIR y la gestión de foco en las zonas maláricas. Sin embargo, a pesar de los retos, Colombia no se dio por vencida, y apostó por la implementación del DTIR en los centros de salud y en los puntos diagnósticos comunitarios disponibles en los municipios. Tras tres años de trabajo, no lográbamos aumentar la cobertura. Estábamos contando con el trabajo de los microscopistas que están en las unidades de salud, pero no era suficiente.
La estrategia de los ColVol
En 2023 se tomó la decisión de probar una estrategia diferente, basada en colaboradores voluntarios que, además de contar con el acompañamiento de la IREM/BID, recibió el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud. La estrategia se implementó a nivel nacional y contó con el compromiso económico del Gobierno cuyos fondos permitieron extender a todo el país lo que en la IREM asumimos en los municipios en los que estábamos trabajando.
El compromiso del Ministerio quedó patente en la elaboración de dos resoluciones ministeriales entre junio y diciembre del 2023, un tiempo récord. La primera creó el marco normativo, y la segunda el respaldo político para esta estrategia prioritaria. Colombia asignó los recursos financieros para llevar a cabo la implementación de los colaboradores voluntarios para el diagnóstico y tratamiento de malaria, con una asignación de 1.800.000 dólares que cubrían 55 municipios priorizados en los que se concentran el 80 por ciento de los casos de malaria en el país. Desde la IREM, mantuvimos nuestros fondos en los municipios donde estábamos trabajando.
La estrategia se puso en marcha en abril del 2024. Desde entonces hasta abril de este año, se ha logrado activar a unos 1.500 colaboradores voluntarios. Su trabajo ha sido un éxito: en los últimos meses realizaron 78.597 pruebas diagnósticas de malaria, reportando 27.815 casos positivos, es decir, un 36 por ciento de positividad en zonas maláricas frente al usual 1 por ciento. ¡Los datos avalaron la estrategia!.
Un paso más
Ahora, a la luz de estos resultados, el país ha decidido pasar de una visión de control a una de eliminación de la malaria. El control implica responder a los casos, pero la eliminación exige anticiparse a ellos, buscarlos activamente y asegurar su tratamiento para erradicar el parásito. Por eso, Colombia está elaborando un plan estratégico que incluye, además de la estrategia de los colvol, otras intervenciones como la quimioprevención o la introducción de la tafenoquina. Todo para lograr la eliminación de la especie plasmodium falciparum antes del 2031, lo que representaría una reducción de casi la mitad de las infecciones (el año pasado, el 40 por ciento de los casos reportados fueron por falciparum).
Este documento estratégico se encuentra hoy en fase de redacción interna por un comité de expertos del cual la IREM forma parte. El compromiso del gobierno es oficial, y ha contado y seguirá contando con el apoyo técnico y financiero del Banco Interamericano de Desarrollo –administrador de la IREM– y de la OPS, Colombia avanza para terminar con una enfermedad que con las estrategias adecuadas y el compromiso necesario es posible dejar atrás, garantizando así una Colombia libre de malaria para todos sus ciudadanos.